Capítulo veintiuno

lunes, 25 de febrero de 2008

- Los de medra van a estar aquí a la vuelta, si nos tupen le pegan carrera aquí a la otra cuadra. Arre Lover, llégales.

Aquel día le dije a la Eli que tenía unas cosas que hacer, que no podía acompañarla. Cuando me preguntó que porqué andaba todo madreado, le dije que me había pegado el tiro con unos locos del barrio de arriba, nunca le dije que había sido con sus vecinos, con los pendejos que la molestaban. Me dijo que se preocupaba por mí, que no me anduviera peleando que porque luego me iban a sacar navaja y a ver que hacía. “No te agüites, no vuelve a pasar”.

La fui siguiendo de lejecitos, sin que me viera. Luego dio vuelta para no toparse con los batos aquellos y yo me seguí derecho para toparlos. Cuando llegué a la cuadra donde siempre se juntaban, no estaban los cabrones “Pinches jotos, se han de haber escamado” Entonces le dí la vuelta para decirle al Pitus que fuéramos mejor al rato porque no estaban. Cuando me fui para las calles de espaldas vi que estaba una bola de cabrones y una morrilla. No tardé mucho en saber que era Elizabeth y el pendejo de Edgar y sus amigos. Los cabrones al darse cuenta un día antes que le dábamos la vuelta para no toparlos, ps se fueron para la otra esquina para terminar de darme mi recia en frente de Elizabeth, pero ps como iba ella sola, aprovecharon para molestarla. La agarraban de los brazos y el pendejo del Edgar se le arrimaba como para darle un beso. Elizabeth nomás se quitaba bruscamente y le decía que la dejara tranquila.

Valió madre… valió pinches putas madres. Todo lo que tardamos en organizarnos para llegarles a los trompones no sirvió para un carajo, porque me prendí y ni me acordé del plan de aguantar a que llegara el Pitus y los otros. Que pego carrera y que me los topo como un día antes.

- ¿¡Qué pues hijos de su reputa madre!? No se estén pasando de verga con Elizabeth, bola de maricones.

- A ti mero estábamos buscando pinche mocoso y mientras nos entreteníamos con tu noviecita, la muy puta no me quiere dar un beso, pero ahorita la convenzo.

- Chingas a tu perra madre Edgar, tú y todos tus gatos, déjenla en paz o les rompo so madre.

- Jajajajaja, ¿nos rompes la madre? Aparte de pendejo olvidadizo, que si apenas ayer te metimos tu putiza. Es más, si todavía estas hinchadito.

Se acercaron a mí los otros pendejos con una sonrisota en la cara, el Edgar se quedó con Elizabeth.

- Ya ****, vete, que ahorita hago que estos pendejos se vayan, vete ¡córrele! ¡ándale! – Me gritaba Eli desesperada.

- Ya oíste a tu noviecita, ahorita nos da las nalgas para que tú te vayas.

A dos metros de que me toparan sus amigos me les dejé ir, ya estaba bien prendido. Aquel fue el cabezazo más pinche sólido que he dado, perfecto, justo con la frente como debe ser. El pobre cabrón al que le acomodé el cabezazo dio lona al instante. Todo el coraje guardado se fue en ese frentazo. Luego sentí el putazo en la mejilla izquierda, uno de sus compas me lo había acomodado. Luego por la derecha, y para el otro lado, parecía perita de box. En una de esas alcancé a agarrar a un cabrón de la playera, lo jalé y le dí la vuelta, luego lo aventé para donde estaban sus compas. Elizabeth nomás gritaba llorando que me dejaran ir, mientras el otro pendejo le quería dar un beso a huevo. Eso me prendía más, pero ciego del coraje no podía pensar mucho en cómo acomodar los madrazos. Me tumbaron luego luego. Toda la bola se me dejó ir a madrearme, un wey agarró una piedra y otro una botella.

- ¡Bájenle de huevos cabrones, ¿querían ver con quien se metían? Se metieron con el Lover, se metieron con el 14!

Pitus al frente, Juan a su derecha, Gera a la izquierda, el Pípi y su primo detrás, aquello era la caballería de nuestros días. Se les dejaron ir con todo.

El Juan era un maniaco, llegó con patada voladora justo al estómago de uno que voló como dos metros por allá en el pavimento. El Pitus, el puro colmillo del trompo, conecta directo a la ceja, luego lo agarra de las greñas y lo estampa contra la pared. Los otros weyes quisieron correr, pero el Pipi, su primo y el Gera los alcanzaron a agarrar de la playera. El Edgar no sabía ni que hacer, y en lo que titubeaba me levanté y me le dejé ir. Soltó a la Eli y se me abalanzó. Nos agarramos bonito. Hice la finta de que le iba a dar putazo a la cara con el brazo derecho, pero fue la finta para darle con el puño izquierda directo a las costillas. Se dobló de la sofocada, lo agarré de las greñas y lo bajé con los dos brazos para darle un rodillazo en la pura cara. Una, dos, tres, cuatro veces la marca del Atlas en su cara. Luego le volteé y lo tiré al piso. El wey no me suplicó, nomás me veía con odio sin poderse levantar.

El Pitus llegó lo levantó de la playera y lo puso contra la pared.

-Pero mira nomás como te dejó aquí mi carnal el Lover ¿es bueno pal’ trompo eda’? ¿Cómo te llamas?

-¡Chinga tu madre!

- ¡Pero que feo nombre te pusieron tus papis! Yo creo que no te querían ¿eh? Porque eso de ponerle “chingatumadre” a su hijo…

- No te hagas el chistoso pinche mocoso.

- Mocoso mocoso, pero voltea a ver a tus compas- en eso el Pitus hizo una pausa y observó el campo de batalla lentamente, luego cambió todo el semblante de su rostro y con furia le gritó a la cara - ¡Valen verga!

- No ps es que tu compa también se pasa de verga – ya con la cola entre las patas.

- No no no no, no me estas entendiendo pendejo – Le dio unas cachetaditas de esas que enchilan – venimos a que le bajes de huevos. No venimos a platicar ni a ver si te interesa bajarle de huevos. Venimos a que le bajes de huevos. Bueno, pues Mucho gusto señor “chingatumadre” que pase buen día. – y lo aventó contra la pared.

- Te guachamos aquí a la vuelta Lover.

- Sale Pitus, nomás dejo trato unas cosas aquí con el compañero.

Me le acerque y le hice la finta que le daba un putazo. Se escamó y con eso fue suficiente.

- No se escame compa, ya estuvo bueno por hoy. Las cosas están así, no te quiero volver a ver cuando pase con Elizabeth, ni a ti ni a ninguno de los imbéciles de tus amigos. Es más, tengo una mejor idea, como no es justo que Elizabeth tenga que caminar dos cuadras más porque siempre están ahí ustedes pues… ya no se van a juntar ahí.

- ¿Pero que te pasa carnal, si ya muere el pedo, nosotros siempre nos juntamos ahí?

- Para empezar, no soy tu carnal, no seas igualado hijo de puta madre. Y me vale mil vergas si tu madre te parió en esa pinche esquina y los perros te criaron en esa calle. También me vale madre si miaste esa calle para marcar tu territorio, lo que te estoy diciendo es que no te quiero volver ahí ¿ok? No te estoy escuchando pendejo ¿OK?

- Ta’ bien pues, si eso es lo que quieres oir.

- Bueno, el que avisa no es traidor. Cuando pase Elizabeth no quiero que ni la voltees a ver, haz como que no existe, si me llega a decir que tú o alguno de estos idiotas le dice algo, tu vas a ser el que pague los platos rotos. Si pasa un pinche albañil en su bicicleta y le chifla a Eli, tu vas a tener la culpa; si un pinche perro aprende a hablar y le dice chingaderas a Eli tu vas a tener la culpa; si baja San Pedro y molesta a Eli, tu vas a tener la culpa y si vienen los pinches extraterrestres se tiran un pedo y molesta a Eli tu vas a tener la puta perra culpa ¿OK?

- Ta’ bueno pues. Ahí muere.

Acompañé a Elizabeth a su casa y estaba bañada en lágrimas, dijo que se había asustado mucho, que no lo volviera a hacer. Incluso hasta se molestó, dijo que no era necesario todo aquel despliegue de violencia, que hablando se entiende la gente. Estuvo muy seria toda esa semana, dijo que jamás se imaginó que yo fuera tan violento ni que me juntara con ese tipo de personas tan salvajes.

Luego se le pasó el coraje, y las cosas en la secun siguieron como habían venido siendo. Con un Lover detrás de Elizabeth, con un Lover que por miedo a su rechazo, conquistaba los corazones de las otras morrillas de la escuela.

1 comentarios:

Akane dijo...

porq son asi los hombres, les gusta exhibirse como pavoreales con otras viejas, en lugar de exibirse con la que quieren =/

saludos lover =D