Capítulo veintisiete.

martes, 29 de abril de 2008

- Pitus, háblale al Lover, que se venga como cuete.
...
- Lover, te manda a hablar el Adrián.
- ¿Y para qué?
- Sabe, nomás me dijo que como cuete.
- A ver, ps vamos.

Cuando llegué el Adrián estaba sentado de pierna cruzada, fumando un puro enorme, tenía la cara larga. Un foco colgaba desde el techo y quedaba justo en medio de la mesa donde él se encontraba, todo lo demás estaba oscuro, como siempre las ventanas tapadas con las cortinas rojas. El humo pintaba de blanco el ambiente negro. En ese momento pensé que la había cagado con algún encargo. Me dijo que me sentara.

- Lover, ¿luego porqué no me había dicho de sus problemas?.
- ¿De qué Adrián?
- Pues lo de su mamá Juanita, ¿porque no me había dicho?
- No ps...
- ¿Qué no somos del barrio?
- Sí ps sí.
- ¿No me tiene confianza o qué mi Lover?
- Cómo crees Adrián, si tú eres el picudo.
- No no no, no me ande con chingaderas, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. ¿Por qué anda nadando solo?
- No ps no quería molestarte Adrián. Nomás por eso.
- No me ofenda así mi Lover, ¿LUEGO PA' QUE ESTÁN LOS AMIGOS?
- ...
- Si me hubiera dicho desde el principio, otra cosa sería. Ahí anda el Pitus dándole unos cuantos pesos que no sirven pa' pura chingada.
- Sí me han servido un montón Adrián, al menos para comprar el taco. Pero ya le dije al Pitus que yo se los pago completos, a mi no me gusta eso de deberle a la gente.
- Por eso me cae re-bien Lover, por que usted es gente de fiar. Usted es ley. Pero a lo que iba mi Lover, el Pitus también necesita de esos centavos.... - interrumpí al Adrián.
- De eso no hay problema Adrián yo se los voy a pagar ....
- No te preocupes Lover, ya te dije que me los pagas cuando puedas, no hay piri - fue la primera vez que hablaba Pitus.
- A ver cabrones, no me interrumpan cuando estoy hablando - siguió Adrián - y tú Pitus no te hagas, yo ya vi que necesitas esos centavos para tu casa.
- No Adrián, ahorita no...
- ¿Qué te dije de interrumpir Pitus?... esta muchachada de hoy, de mal en peor con el respeto ... a ver pues, le estaba diciendo que yo ya vi que Pitus necesita ese dinero y tú Lover no hay manera de que se los pagues pronto, él te dice que no los necesita por que es noble, pero yo estoy aquí para ayudar a los dos. ¿Cuánto le has prestado Pitus?
- No ps... como 1,700 pesos.
- Me ha prestado 2,000
- Ya ves Lover, si te digo que Pitus es noble, ya hasta te había hecho un descuento -

En eso Adrián sacó su cartera llena de tanto dinero que apenas se podía doblar, la abrió y sacó unos billetes. Mientras sostenía el puro con los dientes, rápidamente pasó el dinero por sus manos y contó en la mente.

- Cuenta saldada Pitus, ahí está su dinero. Ustedes son buenos amigos, y no quiero que se vayan a pelear por pendejadas como el dinero. Para eso tienen que venir con gente como yo, que nos gusta ayudar al prójimo. De aquí en adelante cuando necesite dinero Lover, se viene para la casa y me dice cuánto necesita, yo se los voy a prestar. Ya que se cure su mamá Juanita me los va pagando como pueda.
- Nombre, tú si eres gente Adrian, muchas gracias... - Le dije yo, aunque no me agradaba del todo la idea. Entonces como leyendome la mente, el Adrián dijo:
- Es más Lover, a mi se me hace que como es usted de orgulloso no va a venir a pedirme dinero. Mejor le voy a dar cada semana una feria y usted la administra.
- Muchas gracias Adrián, en serio, de corazón, pero mejor cuando necesite te pido.
- ¿Me estás despreciando Lover?
- No no, como crees Adrián, lo que pasa que mejor...
- No seas así Lover, déjame te ayudo, que a mi también me cae re bien doña Juanita.

Me extendió la mano con un par de billetes mientras le daba unas fumadas a su puro y dejaba escapar el humo lentamente por su boca, creando una cortina blanca que suave acariciaba su rostro.

- Sale pues Adrián, de verdad que no sabes como te agradezco, y te voy a pagar hasta el último peso.
- Ya ve mi Lover, todos contentos...

Nos dijo que agarráramos lo que quisieramos. Era como el padrino bondadoso que daba tu domingo, sólo que a nosotros en vez de dinero, nos daba a escoger la droga que quisiéramos. El Pitus agarró unas tachas, yo agarré una linea, pero me la eché a la bolsa, no la quería para tizarme, la quería para venderla.

Nos salimos de la casa y cuando ya estabamos en la calle Pitus me dijo que de todos modos cuando necesitara feria, le dijera. Muchas gracias Pitus, mi hermano.

Capítulo 26

martes, 22 de abril de 2008

De lo que sufría mamá Juanita no era de pulmonía, pinches doctores del hospital civil, no valen madre. Ella estaba enferma de cáncer. En las cajetillas de los cigarros les gusta más decirle: Enfisema pulmonar.

El tormentoso camino del cáncer comenzaba en nuestras vidas. Ver como se marchitaba poco a poco sin que pudiera hacer nada, sin que la quimio le hiciera efecto y que pareciera que la jodía aún más, me destrozaba el alma. Las medicinas vaciaban nuestros bolsillos, la vida se hacía más cara.

En el Barrio 14 todos nos apoyaban, nos llevaban de comer cuando estábamos gran parte del día fuera por la terapia o por los estudios. Nos arropaban como una gran familia. De vez en vez una hermana de mamá Juanita llegaba a visitarnos, pero la pobre estaba más viejita y acabada, y fuera del apoyo moral, poco podía hacer para aliviar la situación.

El día que nos dieron la noticia pude ver como se rompía por dentro mi viejecita. Se limpió un par de lágrimas y dijo: "¿cómo crees mijo? si estos cabrones no saben nada, es nomás la pinche tos que con un jarabito se me quita". Durante un año o más los "jarabitos" no la habían curado, los exámenes eran bien claros. Y yo le dije: "no me crea tan tonto mamá Juanita, uste' nomás lo dice para que no me preocupe, pero lo que si le digo es que se va a curar. Se lo prometo." Aquellas palabras la hicieron un mar de lágrimas, y no tanto por lo feo de su enfermedad, más bien lloró por mí. " No te preocupes, a mi ese pinche cancer me hace los mandados".

Mi trabajo como tirador y su trabajo de sirvienta no nos daba el suficiente dinero para todo lo que había que gastar, hasta por un momento pensé en trabajar para Adrián y para la Maldita Vecindad al mismo tiempo, para tener más encargos y ganar más propinas. Pero eso sólo me hubiera metido en problemas con los dos y me hubiera quedado sin trabajo.

Pitus que sabía como estaba nuestro problema económico, intentó ayudarnos.
- Ahi le va mi Lover, para que se aliviane.
- Chale Pitus, me cae que si no tuviera necesidad ni te los tomaba, pero vas a ver que te los pago pronto, nomás deja que se cure mamá Juanita.
- Uste' no se agüite Lover, ahi luego me los paga.
- Ya verás que sí.

Pero aquellos pesos apenas nos servían para librar la semana. De todos modos Pitus me prestaba dinero cada que podía sin cobrarme o preguntarme que día le pagaba. Aquello se estaba volviendo insostenible.

Pero en el 14 siempre había manera de sacar dinero. Comencé a tirar más seguido y a la roba-venta de autopartes. Lo malo que así no se podía con la escuela. Y no es que me importara mucho realmente, pero a mamá Juanita le había prometido terminar la prepa. A pesar de su edad tenía muy buena memoria y siempre me pedía las calificaciones. No me exigía tener 10, lo único que me pedía era que no reprobara ninguna. A este ritmo no tardaría en reprobar el semestre, pues entre salidas al hospital, a las terapias y los negocios, no había tiempo para la escuela.

Un día mamá Juanita me dijo que ella se iba a ir sola a las terapias, que porque yo había faltado mucho a la escuela por estarla acompañando. Le dije que eso valia madre, que yo quería acompañarla. Con una tierna sonrisa me puso la mano la mano en la mejila y me dijo: "a ti te gusta la huevonada ¿verdad?, que nada más vas conmigo para faltar a la escuela... no te conociera, 'ora verás si repruebas ..." Y desde entonces regresé regularmente a la escuela.

Pasaron algunas semanas y poco a poco teníamos para una buena comida y otros gastos, a mí eso me parecío muy raro y le pregunté a mama Juanita que de dónde había salido el dinero. Me dijo que en su trabajo, al conocer la situación le habían aumentado el sueldo. Siempre he sido muy incrédulo con la gente, y un día que le tocaba la quincena me esperé a que dejara su monedero en alguna parte para después revisarlo. Sucedió que se fue a hacer la comida y yo aproveché para esculcar en su dinero. Además, siempre que iba a la terapia le daban nauseas y vomitaba como por 15 días, y ya tenía tiempo que no vomitaba. Aquello eran puras mentiras, en su monedero había la misma cantidad de dinero que siempre, no hubo ningún aumento de sueldo.

¿Por qué me habría mentido? ¿De dónde saca el dinero? El dinero no lo sacaba de ninguna otra parte, lo que pasaba es que ya no compraba las medicinas ni iba a todas las terapias. La descubrí un día que la seguí, y en vez de irse al hospital se había ido a trabajar a donde diario, porque si faltaba le rebajaban el día. Me enojé mucho. Le dije que no me mintiera y que tenía que ir a sus terapias o no se iba a curar. Se puso bien seria y luego me dijo que volvería al hospital como debe ser. Amenacé con que si ella no iba al hospital yo no iba a la escuela. Sonrió y me dijo que era un trato, pero que tendríamos que amarrarnos las tripas, porque no habría mucho que comer.

"A mi qué me importa comer si usted se muere, a mi que me importa..."

Capítulo veinticinco

Antes que nada, pido una disculpa al amable lector por no haber escrito antes. Los siguientes son capítulos duros que dudé en contar y seguir con esto. No es fácil lo que sigue porque duele y tampoco es fácil por mi seguridad. Pido desde ahora una disculpa porque sólo voy a escribir de cosas que ya han sido juzgadas. Saludos Marina, gracias por las correcciones y por la recomendación, es esta una buena terapia. Exactamente hoy son ya 16 años del capítulo 0.
- Lover.


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Cada día se la traga mi corazón. Dime tú por qué te trato yo tan bien. Cuando tú me hablas como un cabrón.


- Soy adicta a tí.
- ¿Y qué quieres que te responda?
- ¿No lo entiendes? Es que te amo.
- Lo nuestro no es más que carne.

La conocí cuando ella apenas tenía 15 años. No, no la toqué. Quise, pero no lo hice. Vivía en Jardines, colonia famosa por la calidad de mujeres que daba para la ciudad. Les gustaba el desmadre. Amiga de una amiga.

Yo sabía que había que trabajarla desde pequeña, sembrar para cosechar de la misma manera que la hierba. A las dos hay que verlas madurar. Esto está comenzando. Durante un par de años platicaba con ella, la sacaba a pasear y hacía todo lo necesario para que notara que no pretendía sólo una amistad. Por qué si te ven como amigo las cosas se echan a perder. Que no te cuenten sus secretos, que no te cuenten sus tristezas ni sus alegrías. Que no sea tu hombro su paño de lágrimas. Hablar de tonterías. Y si ella comete la nefastés de platicarte de su novio, tu derecho y obligación es no escucharla y además exponer tus armas, hacerla notar lo poco que te interesa que esté apartada y lo mucho que pretendes no sólo joderla a ella sino lo tanto que te excita mancillar la honra de su novio. Ser transparente te transporta ileso.

- Lover, pero mi novio...
- Espero que esta vez estés madura.
- Esperame Lover es que...

Y luego no pudo resistirlo, a sus 17 años su cuerpo tibio y húmedo se entregó al mío. Durante aquel acto de placeres meramente carnales me mencionó lo mucho que me quería y que había esperado por mí. Que estaba dispuesta a dejarlo todo, que yo era lo único que le interesaba. Si la besé, fue sólo para no escucharla.

Me hubiera gustado ver su expresión al despertar sin mi al lado. Tenía negocios que hacer desde muy temprano. En el buró de su lado le dejé un par de monedas para que se regresara en autobús a su casa. Ante todo era yo un caballero que no permitiría que se regresara caminando.

El imbécil de su novio intentó la venganza, obviamente encontrando sólo una derrota más. Ella dijo que la usé, que todos los hombres eran iguales.Y desde entonces se acuesta con el mejor postor argumentando que ahora es ella quien usa a los hombres. Eras bonita, no cabe duda que para la cosecha siempre he tenido buen ojo.

Capítulo 24

jueves, 3 de abril de 2008

Ya habían pasado algunos meses y mamá Juanita no mejoraba de esa pinche tos, le habían diagnosticado pulmonía y estaba tomando muchos medicamentos, parecía que algunos días mejoraba pero volvía a recaer. El doctor decía que era porque dejaba de tomar las medicinas.Le dije a mamá Juanita que siguiera con el tratamiento o las cosas se podían poner graves, que no se me fuera a ir tan pronto. Ella era fuerte y no lloró, solo dijo que ninguna pulmonía la iba a chingar.

Durante este tiempo la época de la secundaria había terminado, hice trámites y entré a la primera a la prepa. Jamás en la historia de las preparatorias (hasta entonces) alguien de primer semestre se había postulado como presidente de la prepa. Me dijeron que estaba loco, que no iba a ganar, que no fuera pendejo porque los del comité era cabrones y me iban a madrear nomás por el gusto de hacerlo. Alentado por la banda de la secu que había entrado a la misma prepa y también por el Pitus y el Juan, me aventé a la campaña.

Lo primero era prometer cosas que nadie iba a cumplir, básicamente ahí te entrenas para ser un buen político. Prometí que ibamos a rebajar el costo de los camiones, a huevo, eso siempre jala gente. También les dije que tendríamos más puentes, que los días festivos que cayeran entre semana los íbamos a mandar a lunes o viernes para que haya más tiempo para el cotorreo. Prometí que si ganábamos, mi comité no iba a ponerse mamón y le haríamos el paro a los que tuvieran broncas con algún maestro. Aquel fue un buen comienzo y comencé a jalar mucha banda.

Tenía dos contrincantes, uno se llamaba Toño, hijo de algún grillero porque el wey también sabía mover gente. El otro era el Lalo, un wey que le caía bien a mucha gente pero que no se le veía temple para los típicos balazos y las corretizas que son típicas de las elecciones de la prepa, y de hecho nomás llegó a la mitad de su campaña porque el Toño le dijo que mejor se saliera de la polaca si no quería tener pedos, el mismo discurso con el que fue conmigo, aunque más bien acá vino muy crecido porque aparte yo era de primer semestre. Me dijo que los mecos como yo no podían entrarle a la grilla tan rápido, que no sabía como se movían las aguas ahí y que venía recién desempacado de la secun. Pues a ver que pasa, le contesté al Toño, quien se rió y me dijo "tu sabrás".

La polaca comenzó a mover intereses en toda la prepa, obviamente los de quinto semestre estaban del lado del Toño, pero toda la banda de primer semestre me apoyaba a mi, y viéndolo de esa manera yo le llevaba una ventaja porque éramos muchos más. Los que estaban en medio se inclinaban por el Toño lo que hacía que las votaciones estuvieran bien parejas, era un pinche volado, a mi contrincante le empezó a sudar porque no la veía tan fácil como creía.

Volantes, conciertillos de bandas que yo conocía y chescos que les compraba con lo que ganaba de tirador era mi estrategia y funcionaba muy bien. El Toño sacaba dinero de lo que el otro comité se robaba y lo que su jefe le daba. Fue precisamente después de un concierto que armé en la explanada de la prepa cuando me tupieron 5 cabrones. El tokin ya se había terminado y yo jalé por la calle de atrás con el Pitus y el Juan cuando llegaron con manoplas, botellas y naranjas. "Lover, el Toño quiere hablar contigo". "Ps que le caiga, aquí lo esperamos". "No seas pendejo Lover, es tranqui el bisne". "Es lo que yo digo mi Pipas, que le caiga aquí mero". "Yo te la dije por las buenas Lover." Pues ni tanto cabrón, que yo sepa las manoplas son para madrear no para platicar". A los 5 minutos llegó el Toño. "Así te la pongo Lover, te respeto cabrón, pero mejor ahi muere, la polaca y la grilla se la tienes que dejar para los caimanes, tu apenas eres ratón. Ya salgo este año, tú te quedas con el comité para el próximo." "¿Qué paso mi Toño?, pues mejor vamos viendo quien gana ¿o te pandeas?" . "Mire hijo de su puta madre, no me hable así, se la estoy diciendo por las buenas". "No sabes con quien te metes". " ¿Qué? pinche mocoso mierda... pues demuéstrame con quien me meto". "Mejor bájale de huevos carnalito, que nosotros no jugamos a ver quien le parte la madre al otro". Esto último lo dijo el Pitus acercándosele de pechito al Toño y tocándole al hombro con el dedo. "Pues ahorita me demuestran con quién nos metimos pinches mocosos". Y nos tundieron sabroso. Primero nos aventaron las naranjas verdes que pegan re-sabroso en la espalda. En lo que nos cubrimos de las naranjas se nos avalanzaron y nos reventaron las botellas en la cabeza. De las manoplas ya ni cuento. Nos pusieron la chinga de nuestras vidas. Yo apenas podía abrir el ojo derecho, lo traía de boxeador. Sin contar el hocico reventado y la descalabrada. El Pitus no se podía parar porque quedó mareado de tanto chingadazo. El Juan que era el más toro traía abierta la ceja y le alcanzaron a dar un llegue en el abdomen con la botella rota. "Ni verga, no le hablen a la ambulancia, pintante para el barrio Lover, que se traigan la troca y nos llevamos al Juan, de todos modos no está profunda".

Mamá Juanita me puso una buena regañada, me dijo que diario andaba de broncudo y que ademas era menso porque diario llegaba madreado. Le dije que estaba vez no había sido mi culpa, que habían sido los de la otra planilla. Me dijo que no tenía necesidad de andarme involucrando en la politica, que al fin y al cabo eran todos unos rateros.

Al día siguiente bien temprano llegué con la flota. "Mi Toño, vénga tantito para acá que quiero arreglar bisnes con usted". El Toño, con una sonrisa de oreja a oreja me dijo: "Se me hace que ahora si ya entendiste lo que te decía ¿qué, me vas a decir que ya renuncias a la planilla?". "Usted venga tantito, con todos los de su planilla". Al principio eran 15 los que venían detrás de mí, nos fuimos para la esquina de la cuadra y en eso salieron los de la banda. Nomás eran cuatro, pero ¡qué cuatro!. Los más placosos del barrio. De los 15 que venían con Toño, nomás se quedaron sus cinco achichincles. "Vengo a hacer campaña de convencimiento mi Toño, porque usted ya hizo la suya". "No esperate esperate, vamos hablando...". "¿Querías ver con quien te metes? putito, pues ahora te vamos a decir con quien te metiste". Le dijo el Pitus con toda la cara hinchada de la madriza de la noche anterior. Le dimos bien duro. Yo había dejado un tubo tirado en la calle porque con ese mero le quería dar. Aquello no fue una pelea, fue una putiza.

El Toño se había desmayado. Yo pegué carrera para la escuela y me metí al salón. En la mochila traía otra camisa por si me manchaba de sangre. Todos me vieron agitado y se me quedaron viendo, creyeron que otra vez me habían correteado. Unos 15 minutos después se empezó a escuchar el golpeteo de un tubo sobre las paredes de cada salón y también sobre el barandal del pasillo. Como cuando los presos hacen sonar sus tazas sobre los barrotes de la celda. El sonido se escuchaba cada vez mas cerca, los alumnos de cada salón por donde se escuchaba el golpe se asomaban por las ventanas y el murmullo de toda la gente que presenciaba aquella escena envolvia el pasillo. Entonces el sonido se escuchó afuera de nuestro salón y todos se asomaron por la ventana. Una mujer gritó. "¡Es el Toño!".

Y efectivamente era el Toño, pero inconsciente y siendo arrastrado por Pitus a través del pasillo quien a su vez traía un tubo en la mano con el que iba golpeando la pared de cada salón. Un pequeño camino de sangre se pintaba en el mosaico del pasillo, ese mismo camino terminó justo en el baño de mujeres, ahí lo había aventado el Pitus.

El resultado de aquello fue excepcional. Me convertí en el presidente más joven de la prepa, nadie me pudo inculpar porque fue Pitus quien entró arrastrando a Toño, y Pitus no estudiaba ahí. Vendrían buenos tiempos y también vendrían tiempos peores.