Capítulo 44

martes, 2 de junio de 2009

No recuerdo si ya he contado antes de Rito. De cualquier manera Rito merece ser recordado cada que se tenga la oportunidad.

Él era de un estado vecino, tenía familia aquí en el Barrio 14 porque su hermano se había venido a trabajar para acá desde muy chico. Rito era una leyenda, era de la misma generación del Adrián, sólo que él trabajaba la mayor parte del tiempo en su pueblo, nomás por eso el Adrián había llegado alto, porque el que movía todo el bisne era él. Por eso cada que Rito se venía para pasar un tiempo en el barrio, traía un hervidero por todos lados.

Si no lo conocías dificilmente te imaginabas que ese pedazo de hombrecito fuera capaz de armar tanto desmadre. Yo creo que apenas llegaba a medir 1.60 m, no pesaba más de 60 kilos, morenito, usaba un bigote bonachón y era siempre muy amable.

Yo lo conocí chavo, cuando todavía vivía mamá Juanita que en paz descance, y por alguna extraña razón desde el principio le caí bien, quizá le di lástima. Nunca le escuché decirle a alguien más los consejos que a mi me daba: "Mi Lover, usted no le vaya a entrar a esas chingaderas de la mota, si alguno de estos cabrones le ofrece me dice, para ir a ponerle una chinga", "Que pasó chamaco, ¿ya se puso a estudiar?, primero el estudio y luego el bisne", o cuando me decía: "Lover, te traje unos elotes, están bien tiernitos, los corté allá en el rancho". Eso era bien diferente, a los otros chavos nomás les decía "muchachos pendejos, en vez de fumarse la mercancía vayan a venderla.. ¡órale huevones! a hacer varo" Quizá por eso mismo yo no lo respetaba como todos los demás, yo no sabía hasta donde era capaz de llegar... ni me lo hubiera imaginado, yo nomás pensaba que era un don a toda madre.

La primera vez que me puse a pensar de verdad en el respeto que le tenían ya estaba yo algo grande y claro, bien metido en el bisne.

Resulta que cerca de la vecindad, sobre la misma calle, habían llegado unos nuevos vecinos. De seguro los cabrones no sabían a donde habían llegado y mucho menos conocían a la banda y a los que había que guardarles respeto, por lo que el hijo mayor de esa familia llegaba todas las noches fanfarroneando en su carro, con el sonido a todo volumen. Típico farol de barrio, que ya por salir quemando llanta en un carro con rines, sonido y usando lentes creen que son los pachucos del lugar, los chichos. Llevaban apenas un mes, y ya nos caían gordos, pero como relativamente no se metían con nadie, tampoco nosotros lo hacíamos.

Cierta noche que iba yo llegando a la vecindad, deje el carro mal estacinado pues me había detenido a platicar un rato con la banda que estaba ahí afuera. Rito estaba como a unos 10 metros cortejando a una de las gordas pirujas, a él le encantaba jugar a que las cortejaba, además que como dije, era siempre muy amable.

En eso llegó el tipo este con el sonidazo y al ver que no alcanzaba a pasar porque mi carro le estorbaba comenzó a hacer rugir su motor, no sono el claxon, no hizo señales con las luces, el señor pachuco comenzó a hacer rugir su motor mientras se medio asomaba por la ventana volteándome a ver. Yo ni me molesté en decirle nada, simplemente me subí al coche y lo moví para que alcanzara a pasar, justo cuando tuvo el espacio mínimo suficiente para hacerlo el tipo quemó llanta y salió disparado hasta frenar escandalosamente frente a su casa, apenas unos metros adelante de la vecindad.

Rito vio toda la acción, luego Pitus me dijo: "no te hubieras quitado para que se le quitara al hijo de la chingada... a la próxima lo reventamos", y yo le contesté "ese cabrón no vale nada Pitus, ya se dará el momento para demostrarle con quien se mete".

Entonces Rito sin voltear a ver a nadie murmura "hijo de la chingada" y con paso firme se acerca a la ventanilla del tipo este mientras le dice "a ver hermano, espérame tantito". Que Rito se moviera fue suficiente para que todos los que estabamos en la calle no hicieramos otra cosa más que estar atentos a la situación.

Cuando por fin llega hasta el auto, una vez que el tipo había abierto el portón de la cochera para meter su carro y regresado al mismo, Rito le dice "Amigo, no andes circulando tan rápido por esta calle, hay niños jugando y puedes provocar un accidente" a lo que el tipo responde "yo circulo como se me de la pinche gana". Rito era de mecha corta por lo que se prendió después de esa frase "A ver hijo de tu pinche madre, vamos poniendo las cosas bien en claro: primero le bajas a tu pinche ruido", "mire ruco, es mi carro y yo le trepo lo que se me antoje", parecía que de un momento a otro Rito iba a explotar y mientras todos esperábamos los madrazos al estilo de las buenas películas de acción dónde sacan al insolente del carro a través de la ventana, Rito se le quedó viendo unos segundos, por un pequeño instante bajó la mirada como para encontrar las palabras adecuadas y lo vio directo a los ojos: "Mira, se me hace que no nos hemos entendido..." el pendejo lo interrumpió "mire ruco, usted no sabe quien soy yo..." y Rito lo interrumpió también agarrándolo del cuello de la playera y jalándolo violéntamente para con él "ni tú tampoco sabes quien soy yo cabroncito, entonces estamos parejos pero no somos iguales...lo que te estoy diciendo es que vas a apagar tu ruido, te vas a dar en reversa hasta la esquina y desde allá te vas a venir muy despacio, vas a guardar tu carrito y sin hacer un pinche ruidito, escúchame bien cabrón que ya se me secó la boca, sin hacer un pinche ruidito te vas a meter a tu casa y te vas a dormir." Esa última mirada de Rito era poderosa, convincente, pesada, temible. En la vida he visto esa mirada otra vez. Luego dijo: "¿OK?" hubo un pequeño silencio y repitió fuerte "¿OK?", el pendejo del carro respondió afirmativamente con la cabeza, Rito dio un paso hacia en medio de dos coches estacionados y el tipo puso en reversa su carro y siguió al pie de la letra las instrucciones de Rito. La escena era por demás graciosa, el bato todo temeroso en su carro como a 10 km por hora en medio de toda la banda. Si nadie se burló del tipo fue porque todos estábamos más atentos a la pequeña humanidad de aquel gran cabrón, Rito, que del pendejo del coche.

Luego Rito se me acercó y todavía algo enojado me dio una palmada en el hombro y me dijo: "Respeto Lover, respeto... hay que enseñarle a esos cabrones como son las cosas en el Barrio 14"

Partió rumbo a la vecindad, algo le dijo a la piruja gorda y se escucharon sus risas, se metieron al departamento. Era hora de ganarse el respeto de aquella mujersota.

5 comentarios:

NTQVCA dijo...

Por supuesto Rito además de medir apenas 1.60 y no pesar más de 60 kilos, era taaaaaan sexy!

Lover dijo...

NTQVCA: que te mueres por él si te lo presento! jajaja

Violent Act Of Beauty dijo...

respeto mi lover, ese Rito llego en buen pedo y respetuoso, asi son los verdaderos cabrones, saben hablar y la forma de decir y hacer las cosas sin tanta alaraca, pero cuando la contraparte no entiende, no queda de otra que hacerles saber lo que es el respeto.

Srta. Maquiavélica dijo...

wowoww, ni me lo imagino como estará el tal Rito ejje
besos

Alter Ego dijo...

Pinchi Rito cabrón. No cabe duda que ya somos pocos los hombres así.