Capítulo 52

jueves, 30 de julio de 2009

-Lover, necesitamos llevar mercancía al Parián, ya sé que al Juan le toca esa zona, pero hoy fue a hacer un encargo especial, así que te va a tocar todo el jale.
-¿Cómo que todo el jale? ¿va a haber picada?
-No, no te emociones Lover, te voy a dejar la piedra, ráspale y júntame de volada cien líneas.
-¿Para qué hora es la merca?
-A las 8, así que apúrale.
-Ta’ bueno.
-Acuérdate, cuatro puntos es una línea, no le vayas a poner de más.

De volada saqué las herramientas y la materia prima. Piqué de y junté las 100 líneas como 15 minutos antes de las ocho. Las eché todas a la mochila, agarré la bici y le pegué duro.

-¡Qué pasó mi Chucho!
-Mi Lover, hace rato que no te veía por aquí ¿y ese milagro?
-Ya ves loco, ahora me tocó a mí.
-¿Si te trajiste las cien camisas?
-¿Luego? Soy bueno para las matemáticas machín, pos’ que creías.
-No es desconfianza Lover, pero vente, vamos a contarlas adentro.
-No hay cuete Chucho, el bisne es el bisne, vamos pues.

Mientras nosotros contábamos unos panzones estaban haciendo su escándalo en los equipales, quien sabe cuántas chelas y líneas ya traían encima.

-Esos pinches gordos ya llevan rato nomás haciéndole al pendejo, quien sabe a quien esperan.
-Han de ser nomás de esos cabrones que no tienen dinero y nomás están mareando las chelas.
-A la mera… sí, fueron 100 mi Lover, ahí le va el billete y cómo no, la propina.
-Gracias Chucho.

Cuando agarré el dinero y entregué la mochila los panzones se me quedaron viendo, al parecer me habían alcanzado a ver entre las tablitas de la puerta. De seguro eran cuicos, y no es que estuvieran cuidando más bien es que estaban buscando a quien extorsionar.

Cuando ya me iba, uno de los panzones me agarró del brazo.

-Oye chavo… no traes… - y se tocó la punta de la nariz para decir que quería polvo, coca.
-No jefe, yo no traigo de eso.
-¿Entonces de cuál traes? ¿caquita de chango?
-No jefe, ps ni que viniera del zoológico.
-No te hagas el gracioso cabrón… ya sabes que quiero decir.
-No ps no, y sabe qué, traigo prisa porque mi jefa quiere que le lleve el cambio.
-Ahhh, ya entiendo, tu pinche madre es la que trafica ¿eh?
-A mi jefa la respetas pinche gordo.
-¿Muy bravito cabrón? A ver si te vas aplacando, no estás hablando con cualquier pendejo – y en eso saca la pistola de algún lugar entre sus carnes.
-Usted es el que se siente muy bravito por que trae cuete… que si no…
-¿Qué si no qué pendejo? Ahorita mismo te parto tu madre – y dejó la pistola en la mesa. Qué pendejo, cayó en la trampa.
-Vente para la cantina, ahí nos agarramos sabroso.

Y el panzón le habló al otro y se fueron detrás de mí. Ya dentro de la cantina le cerramos la puerta. Entonces Chucho dejó de hacer lo que estaba haciendo en la barra y les dijo.

-Mire amigo…
-Yo no soy su amigo y ábrale la puerta cabrón.- dijo el gordo.
-Pues si no quiere ser mi amigo peor para usted, ahorita mismo le abro la puerta.

Para entonces todos los meseros y cantineros del Parián ya se habían juntado afuera de la cantina. Traían botellas, fileros, tubos y uno que otro cuete. Chucho abrió la puerta y los panzones nomás pelaron los ojos al ver a toda la raza.

-¿Entonces? ¿se iba a pelear con el chavo no? ¿Dónde quiere partirle la madre? ¿Aquí adentro o allá afuera?

Uno de los gordos agarró su pistola, pero no tenía caso, apenas quisiera jalar el gatillo se le iban a dejar ir una bola de madrazos.

-Aguanta carnal… guárdala mejor.
-Cómo digas… pero…

Entonces el Chucho continuó.

-¿Entonces? ¿Adentro o afuera?
-No hay pedo… ya nos vamos mejor.
-Como guste caballero… pero el chavo no se le ha rajado ¿ó qué?
-Para nada Chucho, lo arreglamos como debe ser – dije yo ya prendido y claro, con la seguridad de que me iban a quitar al panzón en cuanto me tumbara.
-Ahí nos vemos cabrones… - dijo el obeso – pero eso si te digo chavo, ya te estamos ubicando, trabajas para el Adrián y eres del 14, póngase trucha porque la fama a veces estorba.

Y se fueron el par de gordos con la cola entre las patas bajo la mirada de toda la raza del Parián.

-Que no lo asusten mi Lover, aquí ya pagamos renta. Esos cabrones nomás quieren venir a ver que roban. Órale, échate una coronita… va por mi cuenta.
-Chido Chucho, échamela pues.

Capítulo 51

jueves, 23 de julio de 2009

-Lover ¿Y cómo va el negocio, cómo va el 14?
-Ps ahí va caminando.
-Ya me dijeron que andas subiendo como cuete.
-Nah, a la gente le gusta exagerar.
-¿Exagerar? Si apañaste 2 kilos de base, tú eres el exagerado pinchi Lover, en una de esas no la cuentas.
-El chiste de vivir es morir contento... por eso me doy mis lujitos.
-Eso que ni qué... pero deja te platico a qué vine.
-A tu órdenes. ¿Quiéres que vayamos a cobrarle a un "cliente"?
-No'mbre, cómo crees. Es un bisne nuevo, que deja mucho varo y no se corren tantos riesgos.
-Ah chingao... a ver.
-Mira Lover, hace un tiempo me hice de un buen contacto y habíamos estado manejando la idea de traer el bisne para acá, nomás que por una cosa o por otra se nos caía. Pero ahorita ya hicimos ruta y va a empezar a correr la feria. El bisne es sencillo, tengo que "acomodar" a unas cubanas con gente de confianza. Necesitamos que se casen de volada para que los de inmigración no la hagan de pedo. Después de 2 años se divorcian, la cubana tiene sus papeles y cada quien jala pa' su lado.
-Pero... ¿te las tragiste para "trabajarlas"?
-No como crees Lover, yo no quiero andar en esos pedos de putas... las morras son ilegales que se quieren salir de con el Fidel. Nada de prostitución.
-¿Y en dónde hablamos de negocio tu y yo entonces?
-Te tengo dos propuestas: la primera es saber si te interesa casarte con una cubana.
-Pa' empezar Dios me libre de casarme...
-Es un mero trámite mi Lover, no tienes obligación de mantenerla, pero claro, tampoco te la puedes coger... es pura pantalla. Anímate, te escojo una buenota.
-¿Y pa' que chingados quiero una buenota si no me la puedo echar?
-Bueno, la regla es que no puedes OBLIGARLA, si la obligas nos metemos en un gran pedo... pero ya si ella quiere jalar ella sabrá... además... no he de saber porqué te dicen "el Lover", cabrón.
-No carnal... es mucho pedo.
-Anímate pinchi Lover, no le vas a gastar en nada, el trámite lo pagamos nosotros, nomás tienes que hacerle lugar en tu casa...y vives sólo. Es más, si no quieres no le hablas.
-Aunque sea pura pantalla luego me quemo con eso de andar casado.
-¿Es por la Eli verdad?
-Pos' pa' qué te digo que no si sí.
-Ya me imaginaba que por eso no ibas a querer... porque no creo que te desagrade mucho la idea de tener una cubanota viviendo en tu casa. Por eso te traje otra propuesta.
-A ver...
-Tu eres gente de confianza, y ese tipo de gente escasea hoy en día, ayúdame a acomodar unas viejas y yo me reporto contigo.
-¿De cuánto hablamos?
-El 30.
-Mitad y mitad.
-¿Qué pasó mi Lover? así ya no me sale. Si me las acomodas esta semana te doy el 35.
-40, las acomodo esta semana pero tu haces todo lo demás, yo me separo.
-Eres duro pal' billete pinche Lover, pero está bueno, voy a jalar porque sé qué eres de palabra.
-Y porque no tienes de otra.
-Eso mero, no tengo de otra, luego se me va el contacto.
-Trato.

Me moví rápido, los repartidores me contactaron con algunos riquillos que consumían. Les platiqué y tan sólo mencionaba la palabra "cubana" y ya se ponían como pubertos babosos y aceptaban el trato. Luego cuando les llegaba con una "cubana" pero del tamaño de un tanque, se querían echar para atrás. El pedo de hacer bisnes con el Lover era que no te podías echar para atras. Esa era mi garantía y sabían que la cumplía. Se resignaban a cumplir.

La última la acomodé en el barrio. No hayaba dónde meterla y el Juan se había ofrecido.

-Ponte trucha pinche Juan, no la puedes tocar o vale madre
-Sí pinche Lover, no la hagas de pedo
-Cabrón, sí la hago de pedo... no te vayas a pasar de lanza.
-Si va a estar como las otras gordotas que trajiste ni un pinche dedo le pongo encima.
-Trucha loco, ya les di mi garantía.
-Ya te dije que no hay cuete.

Fui a la casa de este carnal a recoger a la última cubana. Recuerdo que ese día traía yo una pinche sonrisota porque había terminado de acomodar a todas las cubanas y me iban a dar mi parte del dinero.

Subí al departamento de mi camarada, toqué la puerta y me abrió la puerta.

-Pásale mi Lover, la chica ya tiene listas sus cosas.
-Ps vámonos que al rato hay casorio.
-Te presento a Yara... él es Lover.
-Mucho gusto - dijo Yara.

Puta madre. Putísima madre. ¿Y ahora qué chingados hago? Era una tremenda cubana. Pelo negro y ondulado, morena clara, ojos grandes y negros. No tenía unos senos muy grandes, pero sí un culo de diosa. Una cara muy linda

-Yara, ve por tus cosas ya nos vamos.

Ella se metió al departamento

-¿Kiubo mi Lover, te dije que te iba a conseguir una buenota para el barrio?
-Me dijiste que me ibas a conseguir una buenta para mí.
-¡Pero no quisiste! Ahora sí ya quieres verdad cabrón?
-No cabrón... no es por eso...
-¿Entonces?
-Porque esa va para con el Juan.
-... la cagaste Lover.
-No pues... no hay pedo, yo lo controlo.
-Lover... más nos vale que lo aplaques... tu me diste garantía y yo les dí garantía de que no la tocaban.
-Y la sostengo.
-Cámbiala a otro lado.
-No tengo otro... pero igual y en un semana.
-Esta gente no nos va a esperar una semana.
-Cásate tú con ella, ahorita de volada.
-No mi Lover, me sacan del bisne. Mejor cásate tú con ella.
-No ya te dije...
-Eli, Eli, Eli... ¡déjate de pendejadas! son negocios.
-No son pendejadas... no puedo.
-Entonces vas a tener que controlar al Juan.
-Yo me encargo.

Lugo llegó Yara con su maleta.

-¿Hay algún problema chico?
-Como crees reina... aquí el único problema es que ya vamos tarde para la fiesta.
-¡Pues vamonos pues!
-Vámonos, deja te ayudo con tu maleta.

Capítulo cincuenta.

jueves, 16 de julio de 2009

El próximo "cliente" tenía un bar. Por supuesto que en el bar no solo vendía cerveza y vino. Podías conseguir casi cualquier cosa. El problema está cuando a la vez vendes y consumes, así la mercancía no rinde, y a este "cliente" le encantaba el perico. Se hizo amigo de los de Jardines, por lo que creyó que ya era fuerte y no tenía que pagar sus deudas con el 14. "Díganle a los del 14 que no les voy a pagar ni madres, y que si tienen los huevos me vengan a cobrar, ya saben dónde me encuentran."

Oscar era un chavo que tenía como 14 años, yo la verdad sólo lo conocía de vista, sabía que era del barrio. Cuando Adrián nos dio luz verde para quebrar al "cliente" dijo que nos lleváramos al Oscar, "el chavo tiene que ir aprendiendo" dijo el Adrián "Si se puede, que el Oscar le de el tiro de gracia". Yo no estaba de acuerdo con esa idea, el chavo no tenía nada que aprender de eso. Nisiquiera traté de alegar con el Adrián porque no tenía caso. Mejor lo haríamos a mi manera.

Saqué la pistola y revisé que no trajera ninguna bala en la recámara, no quería que se fuera a salir un tiro. Cargué todas las balas posibles. En el cinturón me escondí la navaja. Pitus decía que la navaja estorbaba "porque esa madre mentalmente te afecta, es una oportunidad más que tienes para fallar" yo le decía que más valía tenerla que correr "además te pareces a Joaquín Quijano" terminaba diciendo Pitus recordando al protagonista de una leyenda folclórica del barrio "El cobarde del puñal de jade". Me encanta mencionar siempre que puedo el título de esa historia. Los de la "vieja guardía" del 14 siempre la contaban. Pitus también cargó a tope su escuadra.

Según la información, el "cliente" llegaba al bar y lo primero que hacía era descargar mercancía a la bodega. A veces era mucho, a veces era poco, pero siempre descargaba. Tardaba de 1 a 5 minutos. Ese día no sabíamos cuánto iba a descargar, por lo que el trabajo tenía que ser en menos de 1.

Llegamos al lugar y le preguntamos al Oscar "¿Sabes manejar?", "No", "¿Sabes prender el carro?" "Sí" "Te quedas en el carro, si hay chance de que 'termines' el 'trabajo' te damos la señal" "Cámara". Mi plan, obviamente era no hablarle jamás a Oscar, para que no tuviera nada que ver en el "trabajo" y para que nunca aprendiera. Oscar se veía impaciente, parecía que tenía que liberar mucha energía y hacía gestos y tenía movimientos rápidos. Yo creí que estaba nervioso.

"Un volado a ver quien lo quebra" dije yo "Cámara, águila yo voy" contestó Pitus "Cayó sello, voy yo", "Trucha mi Lover". Como a los 5 minutos llegó el "cliente". Estacionó el carro como era costumbre, abrió la cajuela y comenzó a descargar mercancía.

Fije la vista en el objetivo unos segundos, para memorizar dónde estaba cada cosa, de esta manera no tendría que estar volteando sospechosamente. Luego comencé a avanzar, sincronicé mi caminar a cierta velocidad para que cuando llegara al lugar del disparo, el "cliente" estuviera de frente. Yo creía que disparar de espalda era de cobardes, y que el "cliente" en turno tenía "por lo menos" el derecho de saber quién lo había quebrado. Era un regla que había seguido desde la primera vez.

Mientras iba llegando a mi objetivo, es muy probable que el "cliente" me haya reconocido o se haya olido mis intenciones, porque cuando llegó por última vez a la cajuela, buscó entre las cosas y sacó una pistola. De volada me apuntó y disparó, pero afortunadamente no era diestro con el cuete, de otra manera yo no estaría aquí contando esto. Yo le apunté a la cabeza pero le di en el hombro, le apunté de nuevo a la cabeza y le di en el pecho. Un tercer balazo que no salió de mi cañón, le dio directo al cuello. Pitus había disparado. "Trucha carnal, trucha, trucha, trucha" Al escucharlo gritar me agaché por instinto, Pitus disparó de nuevo y le dio a quien me estaba apuntando. "Pícale Lover, este arroz ya se coció" Y otros hombres armados salieron del bar. Justo cuando íbamos de regreso al carro lo vimos disparar dos veces, no tenía la sangre fría, era un carnicero. Oscar siguió disparando una y otra vez hasta que ya no tuvo balas. Lo agarramos y lo llevamos a la fuerza mientras eufórico gritaba "Me la pelan". El resultado, un cadáver más además del "cliente" y dos inocentes heridos.

Ya en el carro y de regreso al 14, yo le puse un cague al Oscar. Le dije que era un pendejo y que había hecho un desmadre. Que había matado a uno que no era el "cliente" y herido inocentes. Oscar seguía eufórico, más de lo normal. Le pegué un madrazo. "Cálmate pinche mocoso pendejo, ¿qué te metiste" Oscar se asustó y le grité "¡¿Qué te metiste chamaco baboso?!" "No pos..." "¡Conteste cabrón!" "Pos me chingue unas lineas de perico antes de venir", "¿Quién te lo vendió?" "El Diego".

Cuando llegamos al 14 despaché al Oscar para su casa y le quité el cuete. Busqué al Diego pero no lo encontré, por lo que estúpidamente fui con el Adrián.

"¿Ya estuvo el jale Lover?" "Sí, ya estuvo" "Esto haciendo cuentas, al rato te doy tu parte" "No vine por eso Adrián" "¿Y luego?" "El Oscar traía encima unas líneas" "¿Y?" "Se las dio el Diego" "¿Y cuál es el problema?" dijo el Adrian mientras contba el dinero, con su eterno puro en la boca "Son pendejadas, la regla dice que no se debe vender veneno a los morros del barrio", "No veo el problema Lover, el Diego le regaló el perico, no se lo vendió ¿verdad?", "Pero es lo mismo, no se le da mierda a los chavos del barrio", "Tú también le entras al perico ¿no?", "A veces, pero es diferente Adrián, yo ya estoy ruco... pero con los chavos no nos metemos, o eso se supone", "Mira Lover, tenemos que agarrar el tren o se nos va. Cabañas 13 está creciendo, Jardines está creciendo, hasta los pendejos de Jarpis están creciendo, si no nos subimos al progreso ahorita, nos vamos a quedar abajo nomás mirando como se hinchan de billetes. Además, esa regla la puso la Vieja Guardia, y hace mucho que dejaron el bisne. Hay cosas que tienen que cambiar para poder subir, te aseguro que si la Vieja Guadia estuviera al frente tomaría la misma decisión." Me encabronaba que Adrián tratara de hacerse el inteligente suponiendo pendejadas, si la Vieja Guardia había prohibido darle mierda (droga) a los chavos de nuestro barrio, era porque ya habían visto como una generación entera se perdía en las drogas, la generación de la que salió Adrián, pero él era un verdadero hijo de puta, y no dudaba en envenenar a su propia gente con tal de sacar feria.

"Adrián, eres el jefe, pero la mierda la distribuimos afuera, no aquí... si veo al Diego dándole cagada a los morros...", "¿Lo vas a quebrar? Ja, Lover, el Diego es más cabrón que tú, acuérdate quién te quitó el puesto hace años... yo que tú no le jugaba al astuto o él te quebra a ti primero" "Ya veremos..."

Capítulo 49

viernes, 10 de julio de 2009

Laura tenía todo lo necesario para ser una mujer guapa. Era la típica rubia de ojos azules y de complexión delgada, aunque nada de esto valía porque estaba muy descuidada. Tenía manchada la cara, los dientes podridos, el pelo quemado y su postura la hacía parecer como que estaba jorobada. Además estaba desnutrida. Tonchaba de vez en vez y pedía dinero en diferentes avenidas.

Creíamos que vivía en el basurero del mercado, pero nadie estaba seguro. "Ira nomás Lover, que desperdicio... pero yo digo que con una bañada si la mejoramos ¿no crees?" "Ps quien sabe, ya está muy jodida, con la bañada nomás le quitamos lo mugroso, lo demás está difícil"

Era muy igualada, pensábamos que ya estaba loca por el toncho, por lo que le seguíamos la corriente. A veces, los del barrio entre broma y broma le decían que les hiciera un jale, a mi la verdad me daba miedo que me la fuera a arrancar de una mordida en alguna locura. No me fuera a dejar inservible.

Un día, después de un tiempo de no verla, llegó panzona, embarazada. No sabía ni quien era el padre. Tampoco supimos si tuvo al bebé en el basurero o en el hospital. Luego nos enteramos que había sido niña.

Laura no se veía triste ni contenta o preocupada. Ella seguía su vida normal, con los mismo vagos de siempre, durmiendo entre la basura. Quizá lo único que cambió fue que gracias a la niña le daban más dinero en los semáforos y con eso podía comprar toncho más seguido. A veces que me tocaba verla pedir dinero, se acercaba a los carros y comenzaba su ya bien memorizado discurso "es que no tengo para la leche de la niña, imagínese, le tengo que dar biberones con pura agua, por eso yo le pido una moneda o dos, mírela nomás, me llora a cada rato porque tiene hambre" Lo peor de todo es que lo que decía era la pura verdad. Una vez que terminaba con su palabrería les enseñaba a la niña, la cual era muy bonita, pues también era güera y de unos ojos azules muy grandes. Bien pudo haber sacado más dinero llevándola a hacer comerciales de niños Gerber.

La niña ya tenía como 1 año o 2 cuando me la encontré esa vez en la avenida de siempre. Se paró en la ventanilla del carro en frente del mío, comenzó con su discurso y en eso volteó a verme. De repente detuvo lo que estaba diciendo y se vino directo a mi. "Que pasó Lover, a ver cuando me das una vuelta ¿o qué?" "Chingao Laura, ya te la sabes, el día que quieras..." "Pos' amonos de una vez" Y le dio la vuelta al carro y se subió. "¿A 'onde me vas a llevar a dar la vuelta mijo?" "Te voy a llevar a un lugar bien chingón Laurita... vamos para el 14" "Noo pinche Lover, yo pensé que me ibas a llevar las nieves. Al 14 pos' si de allá vengo mijo" "Tengo unos bisnes pendientes, pero pa' la otra si te llevo" "Pa' la otra, pa' la otra, siempre dices lo mismo Lover, mijo píchate las nieves... o de perdis saca unas monedas ¿no?" "¿Para la leche de la niña?" le dije yo en tono irónico "Pa'que te haces pendejo Lover, ps pa' tonchar un rato, ya traigo calambres" "Pinche Laura, ya no le pongas a esa chingadera, te vas a volver loca" "Ya estoy...dicen" "Laurita, luego que pasó con la niña, no chingues reina, ve nomás como la traes, toda chamagosa." "Es que no la baño, luego se me enferma" "Agarra el pedo Laurita, ve nomás, la chamaca esta re bonita, cuidala..." Se le quedó viendo a la niña y me dijo "1,500" y yo le pregunté "¿1,500 qué?" "Pos, en eso te la doy, en 1,500" "No chingues Laura, como que la andas vendiendo" "Pos' si, 1,500; por ser tu te la dejo en eso, total, te gusta la niña ¿no?" "Sí, pues está bonita pero no por eso te la voy a comprar" "Mira Lover, la gente dice que estoy loca, y lo estoy, mejor llévatela, te la estoy dejando a buen precio... tu la cuidas, Lover la puede cuidar mejor que su madre la loca" "No, como crees Laura, tu eres su madre, no hay como la madre" "Ya ya ya, no digas pendejadas Lover, ¿la vas a querer o no?"

Durante unos instantes pensé en la niña, en la madre, en el triste futuro que les esperaba a las dos. Abusos, hambre, maltrato... ninguna niña merecía eso. La niña, aunque era la fuente de ingresos de Laura, terminaría siendo un estorbo. Quien sabe que clase de cabrón la podría comprar, que hijo de puta. Y de alguna manera yo podría cambiar eso, no podría ofrecerle lo mejor del mundo, pero sí lo mejor que yo tenía.

"Entonces Lover ¿se hace el bisne o qué?" "No Laura" "No seas pendejo Lover, llévatela, es más, si no tienes billete ahorita me pagas con una finanza, o me la pagas de a poco cada semana." "No Laura" "Lover, esta chiquilla bien cuidada le puedes sacar muchos centavos. Que yo me acuerde no estás trabajando a ninguna güerita, y los clientes pagan más por una güerita que por una prieta" "No mames Laura, no voy a regentear a la niña" "No, ahorita no, pero ya que crezca... le sacas buenos billetes, tu puedes cuidarla, yo no, si yo pudiera yo me la quedaba y luego haciamos bisne... pero me conozco, algún día me la roban y vale madre... nomás me va a dar coraje"

Bastante enojado me hice a un lado de la calle, paré el coche y le dije "No seas cabrona Laura, si no te pego unos putazos es nomás por que eres vieja" "Pégame cabrón, no tienes los huevitos" "No chingues Laura, ¿cómo quieres eso para tu hija?" "Estoy loca" "No te hagas pendeja, no estás loca, lo que pasa que no tienes madre... y al parecer la niña tampoco" "Pero puede tener padre... y tu no quieres" "No te voy a comprar a la niña" "Te la regalo... ¿cómo ves?" "Salte del carro Laura" "pero..." SALTE DEL CARRO" le grité con tanta furia que la niña comenzó a llorar.

Laura se salió y cerró fuerte la puerta. Abrazó a la niña y se me quedó viendo con una expresión de miedo y sorpresa. Por eso le decían "la loca"

Yo me quedé un rato dentro del carro con las manos calientes, la respiración agitada, con un nudo en la garganta y sin la niña. Sin ella.

Capítulo 48

miércoles, 1 de julio de 2009

Tengo la teoría de que hay personas que nacen para ser enemigos. No hay motivos, no hay razones, sólo enemigos y ya.

Todo empezó porque nos topamos en la misma fiesta. Me gustaba ir un poco mejor vestido que de costumbre por el simple hecho de que me gustaba bailar con muchas, amar a unas pocas y acostarme con una.

Entré a la fiesta y eché un ojo para checar el ambiente. Me senté en una silla y pedí una cerveza. Bien fría. Casi al lado de mí estaba Ever en otra mesa, con un par de matones y unas viejas. Una de ellas me volteó a ver, pero sinceramente no me llamaba la atención por lo que la ignoré. Luego Ever se dio cuenta de yo estaba ahí. Jamás en la vida nos habíamos visto pero mi teoría se comprobó. Él inclinó su silla un poco hacia conmigo puso su mano en mi nuca y me jaló suavemente como para decirme un secreto: “¿Te crees muy guapito verdad? te me vas a la chingada ahorita mismo o te reviento tu madre, no te quiero ver por aquí putito”

Quizá si su frase hubiera terminado en “… por aquí” no me hubiera molestado e incluso quizá le hubiera hecho caso y me hubiera ido. Pero me dijo “putito” y si había algo en la vida que me encabronara es que me dijeran “putito”, así en diminutivo. Le devolví el secreto: “me la pelas”

Ya en voz alta, Ever dijo: “quieres que te la parta en frente de todos o nos salimos.” “Aquí el único que va a dar show eres tú cabroncito” le contesté.

Cuando se paró me di cuenta que me sacaba un buen pedazo y estaba mamado. Por cuerpo fácil me partía la cara. Pero yo no estaba tan madreado y tampoco le tenía miedo “entre más grandotes más fuerte caen” me decía a mi mismo. Nos salimos y con nosotros una comitiva de chismosos. No voy a entrar en detalles, porque me puso una revolcada y mi chamarrita de cuero quedó como botas de ranchero: toda raspada.

Llegué al 14 y de volada me metí al cantón, no quería que la banda me viera todo madreado, pero de alguna manera Rito me alcanzó a ver. Tocó a la puerta y me hice el dormido. “No le hagas al pendejo Lover, te vi llegar” Le abrí la puerta. “Pásale Rito” Se quedó parado en la puerta y me preguntó: “¿y luego?” “¿y luego que?” “pues quien te puso esa madriza?” “Un pendejo” “pues ni tanto que mira cómo te puso, ¿sabes dónde trabaja o dónde vive?” “Sí mi Rito, pero me la partió legal” “Ya sé que te la partió legal Lover, mañana te guacho, hoy andas muy madreado”.

Al día siguiente Rito llegó por la tarde “¿A dónde lo vamos a ir a buscar, a la casa o al trabajo?” me dijo el Rito “A ninguno Rito, fue legal, me la partió duro”. Se quedó mirándome unos segundos y me dijo: “¿Sabes lo que te estás jugando Lover? El respeto Lover, el respeto… vamos a ir a donde está ese cabrón y le vas a partir la madre” y de repente ese coraje que mostraba Rito me llenó de orgullo. Me levanté y nos fuimos derecho a la plaza, ahí lo íbamos a topar.

En medio de toda la gente comenzó la bronca. Nos dimos duro. Za, za, un puñetazo por aquí, una patada por allá. Intercambiamos buenos golpes, aquello era una buena muestra de boxeo callejero...pero me la volvió a partir. Nomás faltó que Rito aventara la toalla. Si la humillación en la fiesta había sido grande, en medio de la plaza de mi propio barrio había sido el infiernillo. "Se la partió al Lover" escuchaba que murmuraba la raza. "Tsss le pegó sabroso"

Llegamos al 14 caminando, yo con una bolsa con hielo en la cara y el todavía el Rito me dijo: “mañana vas a ir a buscarlo otra vez y le vas a partir la madre” Yo me paré y me le quedé viendo “Oye Rito, ¿pos' de que se trata?¿ya estuvo bueno no? Ya van dos, el pelado está más grandote y trincado…” “Y ¿eso qué?” “Pues como tú no eres al que le parten la madre…” le contesté indignado. “Mi Lover… nomás es cosa de que le bailes, también se pelea con los pies, no nomás con los puños" eso fue lo último que dijo y se salió de la casa. No iba enojado, más bien iba confiado en mí.

Para entonces el barrio ya sabía del pedo, ese día Adrián se acercó, más en tono de chingar que de ayudar: “Ya me la supe mi Lover, que van dos a cero. Póngale atención al Rito… ahí como lo ves, Rito es cabrón” Si Adrián decía eso era porque Rito era chaparrito, delgadito y apenas uno se podría imaginar que era bueno para el trompo, como he dicho antes. “Te has ganado el respeto Lover, pero ese se pierde más fácil que una puta enamorada, ponte trucha, que el pasado nomás vale con el presente”

Y regresé al tercer día. Lo topé donde mismo, en la plaza. “¿Pero no aprendes cabrón? Ahí vienes otra vez por tu dosis” Dijo el Ever ya muy alzado y presumiendo en voz alta. “Así es como se pelea en el 14 Ever” le dije “¿Como pendejo?” me contestó. Y sin preámbulo para que empezara la pelea le solté un buen chingadazo en el hocico. El monstruo apenas se movió con el golpe, se puso en guardia y me tiró uno, yo comencé a moverme de un lado a otro, nunca me detuve en ningún lugar. Mis golpes no le hacían mucho, pero poco a poco lo fui mareando. “Deja de moverte maricón, pelea como los hombres” “Una cosa es como los hombres, y otra como pendejo” Y así fui dándole, poco a poco porque de un golpe seco no le hacia nada, pero él de un golpe si me tiraba. Ya con todo el hocico sangrado se me dejó ir como un toro. Justo cuando me iba a embestir di un paso para atrás y le di un puñetazo en la sien. Eso lo desequilibró, de volada le pegué un izquierdazo en la cara y con eso se fue al suelo. Ya tirado era otra cosa… como gato de espaldas. Le tiré una patada a las costillas, me alcanzó a agarrar del pie, pero como lo había sofocado me alcancé a zafar. Luego me le fui encima y a puro trompón en la cara. Uno, dos, uno, dos, uno, dos hasta que se molieran los puños. Ya no estaba en mis cincos sentidos, uno, dos; uno, dos; y la cara del Ever nomás se deformaba como de plastilina. Uno, dos; uno, dos hasta que alguien, no se quién, me quitó de encima. “Así se pelea en el 14 hijo de tu puta madre”

La piel de los nudillos la tenía desecha, entre los dedos tenía sangre y me temblaban los brazos… pero el respeto… ese ni quien me lo quitara.

Cuando llegué al 14 Rito ya me estaba esperando con un cartón de cervezas bien heladas. “Nomás era cosa de que le bailaras, ¿a poco no?”. Yo, que apenas si podía sostener la cerveza sonreí, le dije al Rito "eres cabrón" y le di un buen trago. El dulce sabor de la cebada apenas es superada por el de la victoria.