Apenas estamos pintando los primeros trazos de lo que será la pintura. Apenas estamos bocetando la obra. Así que si ya empezamos a dibujar a las rameras, es justo y necesario que ahora dibujemos a los putos, a esos travestis que engalanan cada esquina por las noches y más de alguna mujer ha visto de reojo con desprecio sus piernas sin celulitis.
En la vecindad vivían dos homosexuales que ejercían la prostitución y formaban parte del negocio del Adrián. Uno de ellos se llamaba Ruben, Rubí para sus clientes, el otro se llamaba Grabriel o Gaby para sus amores de una noche. Algunas veces cuando el Adrian llegaba bien loco iba y se agarraba a la Rubí o a la Gaby, aunque más bien prefería a la primera. Llegaba todo tizado y a empujones metía a Rubí a su cuarto, era más el show de no meterse a la habitación que la resistencia que oponía Rubí pues ¡cómo le encantaba que lo joderan! Todo el relajo que armaba la Rubí era para llamar la atención de Gaby, pues aunque fuese su amiga siempre le gustaba demostrarle de una sutil forma que el Adrián la prefería a ella/él. La Gaby se hacía bien pendeja como que se pintaba los labios y hacía oídos sordos. Ya dentro de la habitación el escándalo era mayúsculo. Sillas arrastrando en el piso, resortes del colchón, algunas palabras soeces y luego un silencio absoluto. El acto no duraba mucho, supongo que no había previas caricias, supongo que había un buen lubricante en el tocador. Adrián salía con el sombrero en la mano, sólo despeinado del copete pero eso sí, siempre salía con la camisa fajada, era un chulo.
Rubí era alto, moreno claro, cabello negro y delgado. Si lo veías de espaldas dejabas salir algún silbido, incluso cuando se maquillaba bien daba el gatazo y ni por la mente te pasaba que fuera garrotudo. Sorpresa. El Gaby era regordete, moreno y chaparro, algo bastante bizarro cuando lo veías enfundado en su personaje de mujer, pero no por ello tenía menos clientes.
Al principio cada uno vivía en una casa distinta, pero luego decidieron vivir juntos, disque no sacaban para la renta y así sólo pagaban la mitad cada uno; ¡sí claro! Cuando decidían no trabajar para otros, lo hacían para ellos mismos y todo el pinche día y la noche se escuchaba su escándalo. Se peleaban porque uno se lo había hecho muy rudo al otro y no podría trabajar en unos días.
Lo que hace el perico. Adrián era el mejor mal ejemplo que pude haber tenido, verlo tan trincado buscándole el culo al joto... lo malo es que uno no aprende en cabeza ajena, aunque después de verlo tantas veces haciendo estupideces como esas me daban menos ganas de polvearme, sin embargo debo admitir que le entré a la cois un chingo de veces y no me acuerdo, no me quiero acordar, si alguna vez yo también me cogí a Rubí o a Gaby.
Capítulo 4
viernes, 26 de octubre de 2007
Publicado por Lover en 11:41
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3 comentarios:
yo digo que se hecho a rubi.. en un ataque de misera lastima..
tuche amigo, dicen que la mente bloquea lo que no le combiene.
yo digo que con un poco de alcohol
o un bastante son suficiente pretexto
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