Hace ya muchos años en la vecindad vivía una señora ya algo grande. Le encantaba tener pájaros de todas clases: canarios, pericos australianos, conguitas, palomas y tenía un perico hablador al que le había puesto Barry White, por aquello del cantante negro que tenía el vocerrón.
Barry White era un perico muy escandoloso, realmente no sabía muchas palabras y todos en la vecindad, cuando doña Ana sacaba al perico para limpiarle la jaula, se le arrimaban y lo forzaban a que dijera "quiero una galleta". El pinche perico nomás se movía de un lado a otro sobre el palo en que estaba parado y echaba unos gritos bien espantosos. Lo único que sabía decir era "guapa", lo más seguro es que doña Ana en toda su vanidad y egolatría le haya enseñado sólo esa palabra para que se la dijera una y otra vez a todas horas.
Yo ya estaba un poco mayorcito, ya no era un mocoso, por lo que las maldades o travesuras ya no estaban en mi caja de monerías. Pero esi sí, había unos morros bien vagos en la vecindad que les encantaba hacer desmadre. Como el Barry no quería hablar o decir lo que los morros le decían, seguido le daban de comer chile, porque el mito era que con chile aprendían a hablar los pericos. Doña Ana se ponía unas encabronadas y seguido correteaba a los niños con la escoba y más de una vez sí le dio un descontón a alguno.
Doña Ana tenía un sobrino que le decían el Pollo, ya saben, en todos los lugares siempre existe alguien con el apodo "el Pollo". El tipo era un bueno para nada, no hacía encargos, no se dedicaba al bisne, hacía como que estudiaba pero siempre andaba en la pinta y de repente le daba por jugar fútbol en la calle, pero de ahí en más era un parásito aparte de que era bien tizo. Era de eso cabrones bien enfadosos cuando se metían perico y les agarraba una euforia que a cada rato lo metía en pedos, pero siempre le partían la madre. Era un pendejo.
Un jueves, doña Ana fue al tianguis a surtirse de despensa, eran como las 11 cuando el Pollo llegó bien locote a la vecindad. No sé de dónde había sacado fería, si había robado, asaltado o se encontró la feria tirada, el caso es que bien prendido llegó a la vecindad a querer comprar un poco de amor. Pero las putas eran madres respetables por las mañanas, el jale empezaba por ahí de las 7, así que todas lo mandaron a la chingada.
- Ese mi Lover, ando bien jarioso bato ¿consígueme oso no?
- Pinchi Pollo cabrón, tan temprano y ya andas loco.
- Ps es que me salió feria y compré unas camisas. (bolsas con un gramo de coca)
- Ese, pero apenas son las 11, no mames, ya sabes que aquí los jales son hasta las 7.
- No seas culero Lover, te doy comisión, consígueme una reinita.
- Nombre Pollo, ahorita no puedo tengo unos bisnes, pero ve con la del 11, a veces se avienta jales mañaneros.
- Chido ese, dejame voy que traigo ponzoña.
Ni la del 11 le quiso hacer el jale al Pollo, argumentó que tenía que ir al tianguis también y que si quería por ahí de las 4 se armaba. Pero el Pollo andaba calientísimo, y no se podía aguantar hasta las 4.
El mundo lo obligó, él no tenía la culpa, incluso estaba dispuesto a pagar por el favor, pero ni así quisieron ayudarlo en su pena. La vecindad es cruel, ¿qué no lo ven como está sufriendo? ¿por qué ignoran su deseo? ¿a caso no es digno ni de un palito mañanero?. Ustedes son los culpables, todos son los culpables.
El Pollo se metió a la casa de doña Ana, pues él también tenía llaves y tuvo que descargar su veneno en aquello que en ese momento era lo que le ofrecía aquel calor que necesitaba sentir en su pene, aquella presión diferente a la de su mano. ¿Los canarios? no, a esos no había por dónde, ¿a las palomas? lo intentó, pero aún era muy pequeño. Barry, el tiene el tamaño mínimo necesario, sí, sí, Barry White es el desafortunado.
Lo folló con vehemencia, el periquito apenas gritó los primeros minutos, pero después se quedó callado y todo flojo. El Pollo con un rítmico atrás y adelante descargaba todo su veneno en el ave, no pararía hasta satisfacer sus deseos animales. Cuando por fin se corrió en un éxtasis inmenso, disminuyó la fuerza con la que sostenía a Barry y este cayó al suelo. Después de unos minutos en cuclillas que disfrutaba de aquello, limpió el semen con su camisa. Al ver al ave ahí tirado, intentó ponerlo de nuevo en su jaula, pero Barry apenas movía cabeza y no se podía sostener en pie.
Asustado el Pollo pegó carrera de la casa. Justo cuando abrió la puerta, doña Ana iba llegando, lo saludó pero éste corrió muy rápido. Doña Ana no se imaginaba lo que a continuación vería dentro de su casa, en la jaula más grande que tenía. Ahí, tras los barrotes blancos que coartaban la libertad del periquito, había un cuerpo color verde todo flácido. Dejó caer las bolsas del mandado y apresuró el paso para ver la terrible escena. El ave estaba encima de un pequeño charco de sangre la cual emanaba en un pequeño hilo justo desde su ano. Aquella sangre también estaba mezclada con un líquido blancuzco.
Del sufrimiento, el espanto y la dolorosa travesía al veterinario mejor no cuento. Doña Ana le metió unos putazos al Pollo cuando se lo topó en la calle.
Barry, el periquito, estaba en una veterinaria en una sala de rehabilitación. Aún estaba vivo cuando lo llevó con el doctorsito. Dicen que la escena era horrible, dicen que aunque tenía todos los cuidados médicos, el periquito ya no tenía ganas de vivir, estaba todo desganado y muy triste... le habían robado su honor. Y cómo no iba a estar desganado, si el doc dijo que le habían desgarrado todas las entrañas al pobrecito de Barry.
Barry ya no luchó, ya no quería y una semana después abandonó este mundo. Larga vida en el cielo de los pericos a Barry White.
Capítulo 16
lunes, 21 de enero de 2008
Publicado por Lover en 21:21
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3 comentarios:
CHALE...
...SIQUIERA SE HUBIERA COMPRADO UN POLLO (JAJAJA) DE ESOS CONGELADOS...
PA' QUE CAUSARLE TAL AGRAVIO AL POBRE DEL BARRY...
ABUR
wey no mames...
no mames
pobre perico
no soy una persona de "aves" pero no...
that's just WRONG
te paso la clasica cabra o un perro
pero barry???
porqueeeee porqueeeeeeeeeeeeeeeeeee
+_+
No, no, nada de imágenes en este blog, parte de su atractivo son las imágenes crea en cada quien. Y no que uno quiera imaginar al perico (al menos yo no) pero insisto, no a las imágenes...
Princesa Invertebrada
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