El robo de autopartes es la parte más baja de la pirámide de criminales. Es por lo que debes empezar para ir escalando. Es el campo de entrenamiento. Aunque es un gran paso el de ser repartidor a lacra de autopartes.
El trabajo es fácil y no te expones demasiado. Además practicas muchas cualidades necesarias para futuros trabajos. Tienes que vencer el miedo para hacer la daga en la vía pública, debes entrenar la vista para tener una visión panorámica de lo que está sucediendo. Debes ser sigiloso como un gato para no levantar sospechas. Debes ser hábil con las manos para no tardar mucho tiempo. Debes aprender del tacto para no romper las piezas.
El Topo era uno de los más experimentados ladroncillos de autopartes que rondaban por el barrio. Era un maestro en el arte de desmontar piezas. Para las lunas (retrovisores) sólo necesitaba tres segundos. Para las polveras 5 segundos. Para los faros un minuto. Llantas de refacción 2 minutos. Era, sin lugar a dudas, el mejor. El problema con que haya sido el mejor es que jamás se atrevió a escalar la pirámide. Siempre se quedó en el rango de ladrón de autopartes, ahí se sentía cómodo, ahí era el rey.
Chuy era herrero, amigo perico, hierbero y chemo, pero eso sí: muy honrado. Claro, compraba robado, pero él no hacía dagas. Llevaba algunos meses juntando dinero para comprarse una buena nave, decía que así podía hacer jales de herrería por otras partes de la ciudad; cuando junto el dinero suficiente compró una caribe algo vieja y reumática, pero jaladora la cabrona. La equipó con un sonido calientito que le acababan de quitar a un yupi y se escuchaba de poca madre. El Chuy cerraba la herrería a las 6 pm, y a las 7 ya estábamos todos trepados para dar el rol por el barrio. El carrito estaba coronado con una hermosa luz de neón en el techo, traíamos la fiesta dentro. Pasábamos por las calles gritándole a las morritas: "¿a dónde vas muñequita?¿te llevamos? Aquí cabes reinita." "Esa tiene mejor defensa trasera que tu carro mi Chuy." "Adios sabrosita, a ver cuando le pegamos al taconazo", "Creo que en nalgotras ocasiones nos habíamos visto" "¡Suuuufro!"
"Ahora sí Pitus, saca el monte" Cerrábamos las puertas y le echábamos calor al toque. Aquello se convertía en un horno enorme y nos ponía bien motorolos. Buena música, luces, ganja... era una disco movil. Buenos tiempos.
Un día llegamos a la casa del Chuy justo como la tradición lo marcaba: a las 7 pm. listos para el rondín del día. Cuando salió de su casa se le veía agüitado.
- ¿Luego mi Chuy, ps que pasó?
- Ps que me robaron el sonido, carnalito.
- Chingado Chuy, pero ahí querías andar por toda la ciudad haciendo jales... ya sabes que hay mucha lacra.
- No carnalito, la daga fue aquí en el barrio, porque hoy no salí para nada.
- ¿Aquí en el barrio? Nel Chuy, aquí no pudo ser, tu sabes que somos ley.
- De huevos Lover que fue aquí.
- Yo creo que te equivocas, ya sabes que aquí somos banda, pero como sea, si fue alguien del barrio hoy mismo sabemos.
Del primero que sospeché fue del "Tira". Un lacra del barrio de arriba, hace tiempo que traíamos pedos con esos locos. Estaba cabrón ir a la casa del "Tira" porque era barrio ajeno, pero ni pedo, así debían ser las cosas. Lo topamos afuera de su cantón, en cuanto nos vieron llegar todos se pusieron gallos. Le preguntamos al Tira que si se había pasado de listo en el 14, dijo que no. Estuvimos presionándolo buen rato, pero negaba y negaba. Al final nomás lo dejamos advertido.
Ese día no logramos ubicar al que se chingó al Chuy, habíamos fallado, pero las cosas no se iban a quedar así. Al otro día estaba yo en mi casa comiendo y viendo televisión, cuando llegó el Dany: "Lover, el Topo anda vendiendo un estéreo así y así. " En chinga fui a buscarlo y no lo ubicamos, andaba desaparecido haciendo la finanza. Me llevé al Dany con el Chuy para que le dijera como era el estéreo, el Chuy dijo que estaba seguro que aquél era su estéreo. El mensaje fue dado: al que vea al Topo, entreténgalo un rato.
Al día siguiente estaba yo tirado en el sillón de la sala viendo la televisión otra vez, entonces otra vez llegó el Dany y me gritó desde la calle: Lover, que ya agarraron al Topo. En chinga me levanté, me puse los pantalones y unos tenis, salí sin camisa a la calle y fuimos a donde tenían a la lacra. Cuando llegué ya lo tenían hincado. Me le puse de frente, le pregunté mirándolo a los ojos y con voz golpeada:
- ¿Qué pasó pinche Topo?, ya supimos lo del carro del Chuy
- No Lover, como crees, ya les dije a estos pendejos que yo no fui.
- Ya rajaron wey, tu fuiste. ¿Dónde esta el estéreo?
- Ya te dije Lover, me confunden, me tienen mala leche.
- ¡Mis huevos cabrón! ¿Tengo la cara de pendejo o que?
- No Lover, ya sabes que somos compas.
- Te lo voy a preguntar una vez más culero, más te vale que no me tires labia. ¿Dónde está el estéreo?
Se quedó callado por un instante sin verme a los ojos, tenía la mirada fija en el asfalto.
- ... No ps... lo vendí cabrón.
- Ya nos vamos entendiendo... entonces danos el dinero.
- Ya me lo chingué... compré escorpión.
- Hijo de la chingada, ¿pues que ibas a una fiesta de tacuche o que? Pendejos como tu comprando escorpión. Sabías que era el carro del Chuy, y también sabías que en el barrio nadie se pasa de lanza.
- ¡Pues sí sabía!, ¿y qué? ¡necesitaba tizarme cabrón, ya tenía calambres! - gritaba el Topo.
La raza coreaba: "¡ya! en su madre Lover, tu eres el primero en dar el putazo". El Topo pensaba que éramos amigos nomás porque lo saludaba:
- Cámara mi Lover, que me pongan en mi madre los otros si quieren, pero tú ¿te vas a meter? Tú y yo somos compas. ¿Te vas a meter?
El cabrón como estaba hincado me miraba para arriba con ojos de perro triste. Estaba haciendo un drama digno de telenovela.
- Tu y yo no somos más compas que la chingada.
Y le solté un rodillazo en la frente, luego otro en el pómulo. La banda se prendió y se avalanzaron contra el lacrilla tirado. Le llegaron a patines, una lluvia de puntas de tenis que se estrellaban en todo su cuerpo. Incluso hubo quien le tiró un par de pedradas. El cabrón nomás se cubría la cabeza y chillaba para que ya lo dejaran. La raza se prendía más y más. Hasta que un colérico Chuy salió desde atrás de la horda y gritó: ¡Aguante raza! que va la mía.
Chuy traía en sus manos un pinche tubo, agarró vuelo y con todas sus fuerzas lo golpeó. Un "crack" nos anunciaba que le había quebrado el brazo izquierdo, y le siguió dando por todos lados. Los tronidos de huesos silenciaban a la raza, su carne ya parecía una pulpa.
En eso se escuchó una sirena, los azules habían llegado. Corredero de cabrones a sus casas, al Chuy lo agarraron al principio pero les metió dos tres madrazos y alcanzó a correr. El Topo yacía en el suelo todo amoratado y chillando, se le salían los mocos del pinche llanto del cuerpo y del alma. Tardó tres semanas en salir del hospital. Tardó toda su vida para olvidar aquella putiza.
Capítulo quince
jueves, 10 de enero de 2008
Publicado por Lover en 22:53
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2 comentarios:
nah es que la neta robarse un stereo es bien mal pero
u_u
luego te subes a tu carro (si es que se molestaron en no llevarselo junto al stereo) y ya no hay musica
so sad
Sigueleeee!!!!
...No te desaparezcas....
Grrrrr...
Wica
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