Capítulo 28

miércoles, 7 de mayo de 2008

Para entonces yo ya tenía el respeto de la banda del barrio 14 y de algunos otros barrios que estaban a los alrededores. Pero mi nombre no tenía el mismo peso que de Pitus, Juan y un emergente Diego que nos estaba ganando el jale a los tiradores.

El Diego no vivía en el 14, pero pudo entrar al bisne gracias a que su tío el Nene era de los más respetados del 14. No medía más de 1.70, era flaco y moreno. Su personalidad era muy seria, no le gustaba el cotorreo con la banda y pocas veces hacía una broma. Además no aguantaba para nada la carrilla, era muy rencoroso y siempre parecía encabronado. Era mayor que nosotros por 1 o 2 años y le encantaban las motocicletas.

El Adrián le empezó a dar buenos jales porque el cabrón era muy rápido y no se ponía a cotorrear con los clientes, cosas que de repente yo sí hacía porque era más social y me gustaba tratar bien al cliente, quien al final de cuentas era el que me sacaba la plática para ver si le hacía descuento, aunque de todos modos yo no les rebajaba ni un pinche peso. A 100 varos la camisa blanca. A 320 pesos si quieres escorpión.

Las primeras veces que el Diego llegaba al barrio para hacer bisnes con el Adrián, llegaba en una caravela 100, una motito chica de color azul metálico, ahorradora de gasolina pero que jalaba bien duro. No pasaron ni 4 meses cuando cambió por una moto con motor más grande. Era bueno para el bisne, era duro para cobrar. A cada rato se agarraba a chingadazos con algún cliente porque le decía que pasara mañana por el dinero, el Diego era de mecha corta y decía que no era ninguna puta para pasar cuando él quisiera. Al final de cuentas terminaban pagándole. Así fue como se ganó el aprecio del Adrián. Incluso por un momento creí que Diego terminaría quitando al Pitus de su puesto, pero yo estaba muy equivocado, Pitus ya estaba en otro nivel y cada vez se convertía más en el brazo derecho del Adrián.

- Que hay mi Adrián. Hace unos días que no me pasas jale.
- Mi Lover, lo que pasa que se te está durmiendo el gallo muy cabrón, me tardas mucho con las entregas.
- Ps de que hablas Adrián, si siempre hemos trabajado así.
- Deberías aprender de este nuevo muchacho... ¿cómo se llama?
- ¿Hablas del Diego?
- ¡Ándale! de ese mero, ese muchacho tiene madera.
- Eso sí, pero ahorita ando corto de feria Adrián, ya ves con eso de la enfermedad de mamá Juanita...

Como todos los días Adrián estaba contando su dinero y traía su puro en la boca, cuando le mencioné que necesitaba feria, dejó de contar, me volteó a ver pero sin cambiar la cabeza posición e hizo una mueca de sonrisa.

- ¿Cuánto necesita Lover?
- Nel Adrián, no quiero que me prestes la feria, quiero que me des jale.
- Ps ahorita está dificil porque ya le pasé los encargos al Diego... pero la próxima semana te voy a pasar unos buenos.
- ¿Seguro que no tienes nada para esta semana?
- De encargos estamos cubiertos, nomás quedan los esquineros.
- Es mucho cuete andar de esquinero, ahorita no me puedo arriesgar a que me trepen los cuicos.
- Por eso le digo mi Lover, de mientras le presto... ahi le van 1,000.
- Mejor luego me los prestas, deja checo que transa puedo hacer en el comité de la prepa. A ver si armo algún tokin y les tumbo una feria.
- Así no vas a llegar lejos Lover, no puedes hacer tokines cada semana y si te tuercen en la prepa te van a mandar a la chingada.
- Esos cabrones me hacen los mandados...
- Trucha Lover, y ahi le van los 1,000 pesos, total, si no los va a gastar ahorita guárdelos para después.

Le tomé el dinero. Luego en la prepa me conecté con unos compas para que tocaran por 3 cartones de chelas. Armé el tokin y les tumbé una feria. Suficiente para las próximas 2 semanas.

El Diego no me caía mal, algunas veces platiqué con él y no era mamila, nomás era muy serio. Aquí el problema es que me estaba quitando el jale y yo necesitaba el dinero.

Comencé un juego medio rudo que me estaba exponiendo demasiado, pero era la única salida de momento. De los encargos que después me dio el Adrián los comencé a rebajar con diazepan. El Adrián los rebajaba con aspirina molida, así que si yo le metía más aspirina esa madre no iba a poner loco ni a un pinche ratón. Pero con el diazepan se dormía la lengua y hacía pensar que la camisa conservaba la calidad. De 5 camisas yo sacaba 1. Cada camisa extra que yo producía me dejaba 100 pesos más. Los encargos por lo general los hacíamos de 7 camisas para arriba. Surtíamos de una sola nada más cuando el cliente era de confianza, no era intermediario o cuando la camisa era de escorpión. Lo malo que la escorpión no la podía rabajar con diazepan ni con ninguna otra chingadera, porque el cliente que la pedía era conocedor y no cualquiera la compraba, no me podía arriesgar.

Y así estuve sacando dinero extra por un tiempo, mientras que Adrián seguía dánd

Con el tiempo no sólo era el dinero nuestro problema grave, obviamente sin mencionar el cáncer. Lo que poco a poco mermaba la confianza y la ganas de seguir adelante era la misma quimioterapia. A mamá Juanita le tocaba ir cada 21 días, de esos 21 días 15 se los pasaba vomitando, apenas una semana de tranquilidad y de nuevo a la quimio... económicamente era estresante, moralmente era agotador.

4 comentarios:

Akane dijo...

que cosas...

Luz dijo...

Pareciera que cuanto más necesitamos trabajo, más se complican las cosas, surgen enfermedades, gastos imprevistos, competencia....
pero es parte de la vida y la hace entretenida.
saludos y gracias por firmar.

Escondida dijo...

A veces llueve más de lo que pensamos podemos soportar...
Pero, puedo decirt con base q lo q sea que pase, tiene una solución o enseña algo a nuestros corazones...
:)
Gracias por pasar po mi blog..siempre eres y serás bienvenido!!
Me gusto lo q escribes...
Un besoo :)

Luthien dijo...

Ssssss ps si, se les presentaban dificultades